Ya sabéis cómo nos gusta trabajar con cuentos y metáforas y los buenos resultados que nos dan. Esta semana os traemos un cuento de Jorge Bucay que utilizamos mucho que pacientes que se comparan mucho con los demás y pierden de vista todo lo que les hace especiales.
Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa. La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble. Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.
– ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío? – preguntó el rey.
– No lo sé – respondió la fresia. – Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: “Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda”.
Como veis, es un cuento muy cortito, pero que nos recuerda la importancia de apreciar quiénes somos y desplegar todas nuestras cualidades. Porque cuando nos olvidamos de todo aquello que podemos ofrecer nos termina pasando como el roble, el pino, la vid o la rosa del cuento. Por supuesto no de manera literal, pero sí es cierto que se va muriendo una parte de nosotros mismos.
Una parte esencial, que nos define, nos configura y determina quiénes somos. Una parte que, en casi todos los procesos de psicoterapia en los que trabajamos y acompañamos a nuestros pacientes, hay que redescubrir y volver a hacer visible. Sólo de esta manera logramos recuperar el equilibrio y el bienestar emocional y podemos vivir plena y libremente.