La maternidad es una etapa llena de dudas e incertidumbre, hay quienes comentan que es una experiencia enormemente exigente y devoradora y, como todo proceso, requiere de un periodo de adaptación continuo por parte de la madre y del padre (en caso de que haya).

Como seres sociales que somos, el entorno nos influye constantemente. Hasta en los aspectos en los que parecemos más seguros y con una opinión fija y estable, un testimonio puede cambiar nuestro punto de vista. Y es que, cuando una es madre, como cuando uno es pequeño, se es como una “esponja”. Intentamos absorber todo conocimiento que nos pueda guiar. Pero no siempre lo que absorbemos es conocimiento, sino que también nos “empapamos” de estereotipos y de mitos. Estos últimos son muy difíciles de separar del conocimiento verídico y, muchas veces, caemos en ellos.

Con este texto se pretende evitar que esto ocurra, pues estos mitos fomentan desconfianza en uno mismo, miedo y malestar. Probablemente, la persona que esté leyendo esto habrá tenido “la gran suerte” de escuchar alguno de ellos, e incluso podrá incorporar nuevos mitos que no estén en esta selección. Así, estos son algunos de ellos:

“La mejor experiencia que le puede pasar a una mujer” 0 “todas las mujeres quieren ser madres”.

Parece que el fin de toda mujer debe ser reproducirse, pues se divulga que esto es lo mejor que le puede ocurrir en su vida. Esto es generalizar un hecho enormemente subjetivo. Existen mujeres que desean tener hijos. Existen mujeres cuya experiencia como madre haya
sido muy buena. Existen mujeres que no desean tener hijos, puesto que esto no está dentro de las fases del desarrollo de la persona. Somos libres de elegir nuestro camino en la vida y la manera de sentir y vivir cada experiencia en ella; pues cada opinión, cada vivencia, cada
sentimiento, es único y subjetivo.

“En el momento en el que tienes a tu bebé piel con piel le amas”

El instinto maternal puede suponer un nido de preocupaciones. El proceso de vinculación de una madre con su bebé no tiene un tiempo exacto, ni tiene que ser instantáneo. Hay casos en los que esto puede durar hasta un año e incluso que la madre tenga momentos de despersonalización (verse desde fuera), que sienta miedo o preocupación por no saber qué hacer con el bebé cuando este llora,
etc. Todo esto conlleva un periodo de adaptación y de ajuste a la nueva situación cuya duración es subjetiva en cada caso.

“Tener hijos une a la pareja”

Como se ha comentado anteriormente, la maternidad es una experiencia única para cada persona y para cada pareja. En términos generales, esta etapa requiere de recursos por parte de ambos, lo que puede significar que se dedique menos tiempo a uno mismo o incluso a la pareja. Sí puede unir a la pareja, pero también puede separarla; sin embargo, el objetivo de la maternidad no es ese, no es unir/separar a la pareja, sino el cuidado de una nueva persona con responsabilidad y cariño.

 “Hay que tener pareja para tener hijos”

Aunque parezca mentira, este mito se sigue divulgando día a día por nuestras calles, hospitales… ¿Hay que tener pareja para tener hijos?
A día de hoy no es necesario tener pareja para tener hijos. Existen múltiples tipos de familia (monomarentales, monoparentales…), siendo todas igualmente adecuadas para la maternidad, sin distinción alguna entre ellas y con preparación suficiente.

Así, estos son algunos de los mitos que están a día de hoy en nuestra sociedad y que alimentan la inseguridad de mujeres y hombres y/o de futuras madres y/o padres primerizos/as. Su eliminación depende de todos nosotros y de mantener una actitud flexible, pues existen “grises” y, por tanto, diversas formas/métodos de afrontar y vivir cada situación.

(Texto de nuestra alumna de prácticas Gema Hernández Hernández)