Hoy quiero hablar del papel del padre cuando llega un nuevo miembro a la familia, especialmente cuando es el primero. Porque, como decía en el artículo sobre la maternidad, se habla muy poco de ellos y creo que merecen ser vistos.

Y es que, ya desde el embarazo, desaparecen. Todo gira alrededor de ecografías, analíticas, naúseas, tripa que crece, y ellos van como a remolque. Nadie pregunta por ellos. Y ya cuando nace el pequeño se hace mucho más evidente: «¿Cómo están la mamá y el bebé?» Y si hay hermanos se suele preguntar también que cómo han recibido al nuevo miembro de la familia. Pero, ¿y el papá? Porque parece que sea un mero espectador privilegiado, y ni mucho menos. Su papel es fundamental, muy poco valorado y muy complicado, porque a pesar de no parecerlo (no sufren los cambios hormonales ni corporales, ni sienten cómo su hijo va creciendo dentro, cómo se mueve…), son igualmente protagonistas. Y precisamente porque no lo parecen, sus emociones en todo el proceso se tienen poco en cuenta.

Y tiene que ser muy complicado silenciar la parte emocional cuando, sobre todo si es el primer bebé de la familia, tu vida se pone patas arriba porque, como también comentábamos en el artículo sobre la maternidad, en preparación al parto no te cuentan qué pasa al llegar a casa.

De repente eres responsable de un pequeño ser que, junto a su mamá, te necesita para todo, y tomar conciencia y asumir esto puede no ser fácil y asustar mucho. Mucho más cuando la única manera de comunicarse contigo es llorando, y hasta que no pasan unas semanas no terminas de entender cada tipo de llanto. Además, sus necesidades no entienden de horarios, de ritmos ni de rutinas y quieras o no te toca adaptarte.

Otro punto importante a destacar, y que puede ser difícil de gestionar, es el hecho de que mamá tiene nueve meses de ventaja en la relación con el bebé y en situaciones de estrés éste prefiere a mamá para calmarse, lo cual puede llegar a ser muy frustrante, especialmente si no cuentas con ello.

Y mientras sientes todo esto tu entorno te repite que tu papel es cuidar de la mamá para que ella pueda cuidar del bebé. ¿Y a papá quién le cuida?

Tenemos que dar una vuelta importante a la paternidad, la maternidad y a la crianza de nuestros pequeños para que todos tengan su voz, su espacio y permiso. Sólo así podremos ser conscientes de lo que supone realmente y poder sentirnos más seguros en la inseguridad natural de la llegada de un bebé a la familia.