El otro día hablando con unos amigos uno de ellos dijo que se acababa de enterar de que el término borderline se refería al trastorno límite de la personalidad y que no tenía que ver con limitaciones intelectuales y cognitivas. Y esto me hizo pensar en la necesidad de escribir sobre este trastorno.

El trastorno límite de personalidad está caracterizado principalmente por la dificultad para regular las emociones. Como consecuencia, la persona desarrolla conductas impulsivas, presenta un estado de ánimo inestable con cambios acusados y mantiene unas relaciones interpersonales que alternan la idealización con la aversión. Existe además un miedo intenso a la soledad y al abandono que en ocasiones les empuja a realizar intentos desesperados para evitarlo.

Estos son los síntomas más destacados de los principales manuales de diagnóstico de salud mental, pero en la práctica clínica se nos quedan cortos. Nos atrevemos a decir incluso que se quedan en la superficie. Desde nuestra manera de entender los problemas emocionales y de enfocar nuestro trabajo, la clave del trastorno límite de personalidad es el último síntoma que hemos mencionado: el miedo a la soledad y al abandono.

Si nos metemos en esa sensación de miedo a que los abandonen y los dejen solos, podemos hacernos una idea de cuánto pueden llegar a sufrir estas personas. Y es desde aquí desde donde se despliegan los síntomas ya mencionados y otros que, aunque queden fuera de los criterios diagnósticos, nos parecen igual de importantes.

Este miedo al abandono les hace entregarse mucho en las relaciones para asegurarse el cariño y la atención del otro, a quien exige la misma implicación. Cuando sienten que no están recibiendo lo que necesitan, la rabia se apodera de ellos (ya hemos hablado sobre el funcionamiento de esta emoción en otro artículo) y llevan la relación al extremo opuesto. Cuando baja la emoción, el miedo a la soledad vuelve a hacerse visible y harán todo lo posible para restablecer la relación, y se ve acompañado además por la culpa y el sentimiento de incapacidad de manejar sus emociones.

Nuestro trabajo con estos pacientes va orientado a la comprensión del papel de la rabia en su mundo interno, a aumentar su capacidad de gestión emocional y principalmente a entender y reconciliarse con la parte de sí mismos que tanto miedo tiene al abandono.