En esta semana en la que celebramos el día del padre no podemos hacer otra cosa que escribir sobre la figura del padre, muy vinculada a la manera en que se entienden las emociones.

Afortunadamente, según van pasando las generaciones las emociones van ganando terreno y se van normalizando, tanto para las mujeres como para los hombres. Y esto se nota en cómo se entiende la paternidad. Los padres cada vez se involucran más en la crianza y en la vida de sus hijos. No se conforman con ser meros espectadores, sino que quieren ser parte activa de la educación y el desarrollo de sus hijos. Y esto, para ambos, es perfecto.

Porque lo hemos dicho en varias ocasiones, y no nos cansaremos de decirlo. Los niños necesitan a sus padres. Es esencial para su desarrollo emocional. Un padre presente, involucrado en la vida de su hijo, atento a sus emociones y a sus necesidades hace que ese niño se sienta cuidado, que se sienta importante. Hace que se sienta querido. Para un niño no hay nada más grande que sentirse querido por su padre.

Estamos seguras de que los quieres y de que son de lo más importante en tu vida. Pero si no lo demuestras, no lo sabrán. Piensa qué cosas te están quitando tiempo de disfrutar y de atender a tus hijos, y valora si son más importantes que ellos. Si no lo son, déjalas para otro momento. Lo que no des hoy a tus hijos, mañana se habrá perdido. Para ti y para ellos.

Por eso, si aún no lo haces, te animamos a que hables con tus hijos, que te tires al suelo y juegues con ellos, que les escuches, que los achuches. Regálales lo mejor de ti, y te regalarán lo mejor de ellos: su felicidad y su bienestar.