“Está tan delgada que seguro que es anoréxica”. “Los problemas con la comida son cosa de niñas”. “Le hacen falta un par de cocidos. “Si no comes, lo que pretendes es llamar la atención”.

¿Te suena alguna de estas afirmaciones? Quizá las hayas escuchado en los medios de comunicación o referidos a alguien de tu entorno cercano. Hoy vamos a aclarar algunas creencias erróneas sobre los problemas con la alimentación, y lo haremos en forma de 9 mitos que representan parte del pensamiento de muchas personas.

Mito 1: Las personas con un problema alimentario son demasiado delgadas o tienen sobrepeso

La estructura y composición del cuerpo y el porcentaje de grasa dependen de factores metabólicos, genéticos, ambientales y hormonales, además de los alimentarios y de aprendizaje social. No todas las personas delgadas o con sobrepeso tienen un problema con la alimentación, ni tampoco tienen porqué tener un problema orgánico. Cada cuerpo es diferente y cada organismo digiere de manera distinta los alimentos. Puedes estar perfectamente sano, sin ningún tipo de problema con la comida, y estar delgado/a o con sobrepeso. Esto también se cumple a la inversa, no todas las personas con problemas alimentarios son delgadas o tienen aspecto insalubre, pues muchas veces la pérdida de peso no es inmediata, y/o reciben mucho refuerzo social por su aspecto.

Mito 2: Las personas con problemas con la alimentación pretenden llamar la atención

Las personas con trastornos o problemas alimentarios están sufriendo y necesitan ayuda, pues se sienten incomprendidas. La única manera útil que encuentran de comunicarse y de expresar sus sentimientos y necesidades es a través de la comida. Así, en vez de enfocarlo en que quieren llamar la atención, sería mejor verlo desde las necesidades que tienen y que necesitan ser cubiertas. Además, ¿qué significa realmente para ti “querer llamar la atención”?

Mito 3: Las personas con un problema alimentario lo tienen porque ellos lo han decidido

Una persona no elige tener un problema psicológico y sufrir a propósito. Hay muchos factores que pueden desencadenar y predisponer a un problema con la alimentación. Algunos de estos pueden ser la historia de vida y de aprendizaje, la genética y epigenética, factores sociales y familiares, el funcionamiento psicológico individual (impulsividad, perfeccionismo, locus de control) y en las relaciones interpersonales, etc.

Mito 4: Un TCA nunca se cura

En cuanto a esta afirmación, cada caso es diferente. Es posible superar un TCA, aunque es cierto que son problemáticas muy complejas. Se suele pensar que todos las y los que lo han sufrido acaban viviendo para siempre con su problema o trastorno, pero la verdad es que con una intervención adecuada y eficaz es perfectamente posible normalizar la relación con la alimentación y superarlo.

Mito 5: El síntoma más grave es la pérdida de peso

No tiene porqué. Es cierto que en la anorexia y otros problemas restrictivos de alimentación es común observar pérdida de peso. Sin embargo, el sufrimiento, la culpa, la ansiedad, los trastornos afectivos o los conflictos familiares muchas veces son menos observables y más graves, pues causan problemas más difíciles de tratar y solucionar que la propia pérdida de peso. El impacto en las relaciones interpersonales, en la autoestima y en otros ámbitos de la vida de la persona puede llegar a ser muy considerable cuando no se recibe atención psicológica adecuada.

Mito 6: Si la persona no vomita, no es tan grave

Las conductas purgativas son uno de los muchos síntomas posibles de los problemas alimentarios, pero no son los únicos ni los que determinan la gravedad. La gravedad se suele medir según lo alterada que esté la vida de la persona en sus diferentes ámbitos (familiar, laboral, social…) por causa del problema alimentario. Además, existen más conductas compensatorias aparte de las purgativas: exceso de ejercicio físico, ayuno, restricción de algunos alimentos, consumo de quemadores de grasa, etc.

Mito 7: Los problemas alimentarios solo se dan en personas jóvenes y/o mujeres

Es cierto que la prevalencia en mujeres jóvenes sigue siendo mayor que en hombres o en personas ya entradas en la edad adulta, pero ellos también pueden sufrir estos problemas. Lo que ocurre es que las mujeres jóvenes piden ayuda con más frecuencia, y los hombres muchas veces directamente no lo hacen por vergüenza, prejuicios y estereotipos sociales. Por otro lado, en personas adultas o mayores, el problema suele estar muy escondido o encubierto.

Mito 8: Los problemas alimentarios son problemas de madurez psicológica: “ya se le pasará con el tiempo”

Los problemas alimentarios tienen una multitud de causas diferentes dependiendo de la persona y necesitan de ayuda psicológica, cuanto más inmediata mejor. Muchas veces intentamos dar explicaciones a los problemas porque son complejos, llamativos y frustran a la familia, pero atribuirlos al nivel de desarrollo no los trata ni contribuye a la mejora de las personas afectadas. Lo mejor en estos casos no es ignorarlos, sino dar todo el apoyo y ayuda posibles.

Mito 9: Los problemas alimentarios son enfermedades mentales y los afectados/as necesitan medicación

Los problemas alimentarios son problemas psicológicos con los cuales las personas sufren, se sienten incomprendidas y solas. El acompañamiento y tratamientos psicológicos de un profesional especializado en estos problemas es la mejor opción. En la actualidad, no hay tratamientos farmacológicos con evidencia científica para los problemas alimentarios.

Como se puede apreciar, en nuestra sociedad encontramos muchas creencias erróneas acerca de los problemas con la alimentación. En terapia, una correcta identificación del problema subyacente es crucial para su tratamiento (no tanto la etiqueta diagnóstica). Por un lado, concluimos que la causa es multifactorial; y por otro, que para trabajar estos problemas se requiere una aceptación de su existencia y la convicción e implicación de la persona afectada para la puesta en marcha de una intervención psicológica especializada.

 

Referencia bibliográfica

Acerete, D. M., Trabazo, R. L., & Ferri, N. L. (2010). Trastornos del comportamiento alimentario: Anorexia nerviosa y bulimia nerviosa. Protocolo AEPED. Capítulo, 7.

(Texto de nuestra alumna de prácticas Gabriela Gosheva Zheleva)