Los que habéis trabajado en alguna ocación con nosotras sabéis que una de las herramientas que más empleamos son los muñecos. Tal como nos señala María Colodrón en su libro “Muñecos, metáforas y soluciones”, nos dan la posibilidad de desarrollar tres procesos que a nivel terapéutico son muy interesantes, que os contamos a continuación.
Por una parte, nos permite realizar un proceso de integración personal. Esto se debe a que nos facilita la observación, desde fuera, de aspectos de nosotros mismos (pueden ser emociones, rasgos de personalidad, experiencias vitales, enfermedades…) que desde dentro no queremos o no podemos mirar porque nos resultan dolorosos o quizá porque consideramos, de manera consciente o inconsciente, que pueden traernos consecuencias negativas en nuestro entorno. Esto favorecerá que tomemos conciencia de todos esos aspectos que hemos ido excluyendo, los aceptemos como parte de nosotros mismos y nos conozcamos mejor.
Por otra, nos va a ayudar a asumir nuestra parte de responsabilidad sobre los cambios que se producen en nuestra vida. El trabajo con muñecos nos permitirá ampliar la visión que tenemos sobre un problema concreto y contemplar y tomar conciencia de cómo nuestra actitud forma parte del mismo.
Y por último, desde una perspectiva sistémica, trabajar con muñecos también nos permite encontrar una buena posición dentro del sistema en el que estemos trabajando (puede ser familiar, social, laboral, dentro de nuestra propia historia…). Para trabajar este proceso, nos apoyamos en los órdenes de los que nos habla Bert Hellinger, sobre los que hablaremos en otro artículo.
Cuando trabajamos con ellos, pedimos al paciente que elija uno para que lo represente a él y otros para que representen los diferentes aspectos del tema que vayamos a trabajar (pueden ser relaciones concretas o aspectos más abstractos, como emociones o posibles decisiones a tomar), y que los ubique en el espacio de trabajo. Esto nos permite, a nosotros y al paciente, obtener una representación simbólica de su realidad y de las relaciones de los diferentes aspectos implicados en la misma.
Para nosotras resulta un trabajo muy interesante que suele ser muy enriquecedor para el paciente, ya que le permite separarse de su mundo emocional, y de esta manera entenderse mejor y relacionarse de una manera mucho más consciente con los demás, pero sobre todo consigo mismo.